El pasado domingo estuve en Auditorio Manuel de Falla de Granada escuchando a la Orquesta de la Universidad de Granada, perteneciente a la extensión del Festival de Música y Danza. Fue grato comprobar la composición de dicha orquesta, con predominio femenino, lo que demuestra que sin trabas, ni zancadillas, las mujeres podemos realizarnos profesionalmente en cualquier ámbito de manera exitosa.
La sorpresa fue la presencia de la violonchelista María Kliegel. María nació en Alemania en 1952, en el seno de una familia emigrante polaca con tradición de fama en la música. El primer violonchelo se lo regaló su padre, cuando ella tenía 10 años, con la idea de crear un cuarteto familiar (la historia nos demuestra la importancia de tener un padre que estimule en alguna profesión para la trayectoria profesional de las mujeres). Tuvo buenos maestros, uno de los cuales, Rostropovich, le empujó a la fama internacional. Como muchas mujeres, tuvo un parón profesional para ocuparse de su familia. Ha recibido varios premios, y es profesora de la Escuela Superior de Música de Colonia. En la página web del sello Naxos, dice de ella que aporta sensibilidad, ligerencia y elegancia, y que "en muchos sentidos, las grabaciones de Kliegel son excelentes, con la evidencia de una estética adaptable y sensible dentro de una aparente conformidad con las recientes nociones de buen gusto"
Además de sus múltiples grabaciones de diferentes compositores, prevé grabar las obras completas de Beethoven para violonchelo y piano, los conciertos para violonchelo de Haydn y las suites para violonchelo solo de Bach.
Como anécdota, su instrumento es de 1730, fabricado en Venecia por Carlo Tonini.
"Ven conmigo a visitar mi mundo vibrante, lleno de alegría de vivir, y a descubrir conmigo cómo me esfuerzo para idear el lado soleado de la vida en la música" (Kliegel, en su web: http://www.maria-kliegel.com)
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