A mi madre

A tí, madre, te dedico estas letras.

Por tu amor incondicional

y tu desapego generoso.

Porque me permitiste ser libre de cualquier manera.

Por tu mente abierta a todo lo nuevo,

a cualquier idea.

Por tu gran belleza natural, externa e interna, sin maquillajes ni artificios.

Elegante, culta, moderna, de ideas progresistas, pícara y alegre en muchas ocasiones.

Aceptaste la vida tal como venía.

Nunca te oí quejarte, ni durante el golpe más duro para una madre, la muerte de un hijo,

ni estando rodeada de durezas y frialdades humanas.

Siempre en superación,

siempre sacando fuerzas de ti, aún cuando las ibas perdiendo...

A tí, madre, 

que sincronizada con la naturaleza,

cerraste los ojos cuando el sol,

esfera granate,

se ponía tras el mar que te vió nacer,

el mar Cantábrico.

Te manifiesto mi amor y lo proclamo a los cuatro vientos.

Te digo adiós en esta vida

y sé que ahora estás en paz.

Te veo llena de luz,

esa luz que siempre tuviste, y que quienes te hemos conocido llevaremos para siempre.

Gracias.

Te echo de menos...