Esta viejecita con rostro amable, que a una le dan ganas de llevársela para casa para abrazarla, besarla y compartir un montón de tiempo/s con ella, vivió una de las experiencias más fantásticas que una pueda vivir.
Fantástica por altruista, generosa, astuta, comprometida...
Irena nació en Varsovia el 15 de febrero de 1910, y murió en 2008 con 98 años. Era católica. Estudió literatura polaca. Vivió en la época nazi, y horrorizada por las cosas que ocurrían en los guetos consiguió de forma legal trabajar en uno de ellos con el fin de ayudar a los niños y niñas judías. Se unió al "Consejo para la ayuda a los judíos", organizado por la resistencia polaca.
Fue una de las primeras organizadoras del rescate de niñas y niños judíos. Ella iba cada día, portando un brazalete con la estrella como signo de solidaridad hacia el pueblo judío, llevándoles comida, medicina... y haciendo contactos.
En su tarea de sacar a estas criaturas, tenía que hacer algo tan difícil como convencer a sus madres y padres para que se los cediera. No siempre lo conseguía... esos niños y niñas desaparecieron para siempre...
"En mis sueños todavía puedo oírles llorar cuando dejaban a sus padres".
Además era muy difícil encontrar futuras familias.
¿Cómo hacía para sacarlos del gueto? En ambulancias, cestos de basura, cajas de herramientas, cargamentos de mercancías, bolsas de patatas, ataúdes, atravesando una iglesia y saliendo como cristianos. Para darles una nueva y posible vida tenía que conseguirles documentación falsa.
Además, se dedicó a dejar guardados los nombres anteriores y los nuevos de cada niña y de cada niño y sus direcciones, codificados, envasados y enterrados para poderles informar más adelante.
Fue apresada y torturada por la gestapo, pero no dió ningún dato. Le rompieros pies y piernas y fue sentenciada a muerte. Logró escapar con la ayuda de un soldado alemán (al que le costó la vida) y siguió viviendo con una identidad falsa.
Al finalizar la guerra consiguió contactar con los 2.500 niños y niñas y les puso en contacto con las familias que no habían muerto (pocas), y que se encontraban repartidas por toda Europa.
Irena Sendler no se consideraba una heroína, sino que sentía pena por no haber conseguido más ("podría haber hecho más", decía).
Después de la guerra siguió trabajando en ayuda humanitaria, para Bienestar Social, ayudando a construir casas para ancianos, horfanatos y un servicio de emergencia para niños y niñas.
Vivió varios años en una residencia de Varsovia en una silla de ruedas como consecuencia de las torturas a las que fue sometida. Y rodeada de ramos de flores.
En 2.007 fue presentada al Premio Nobel de la Paz, que finalmente perdió a favor del videpresidente norteamericano Al Gore.
"La razón por la cual rescaté a los niños tiene su origen en mi hogar, en mi infancia. Fui educada en la creencia de que una persona necesitada debe ser ayudada de corazón, sin mirar su religión o su nacionalidad"
Estoy segura de que su corazón era tan bello y noble como su rostro.
Descansa en paz, Irena...
...y gracias por tu desinteresada aportación a la vida.
Muy bonito el recuerdo a Irena "La madre de los niños del holocausto".Todo el mundo conoce la labor de Schlinder por la pelicula de Spilberg,pero poca gente conoce a esta mujer,una enfermera,dulce,joven madre de familia,sencilla pero fuerte e inteligente,que salvó a muchos más ñios,sirviéndose del miedo que los nazis tenían al tifus.Se hizo de la Oficina Sanitaria para conseguir la isentificación y salvar a miles de niños de morir en los barracones o peor.
ResponderEliminarSu labor silenciosa se reconoció el los años 60 por el gobierno Israelí y unos años antes de ser nominada al nobel en el 2007,la premió su gobierno polaco.
Es curioso,el Nobel lo ganó,Al Gore(¿que pena¿),norteamericano,justo el pueblo que dió a conocer su historia.
Y acabo su recuerdo con una bonita frase suya:"No se plantan semillas de comida.Se plantan semillas de bondades.Traten de hacer un círculo de bondades,estos los rodearan y los harán crecer más y más"