sábado, 4 de octubre de 2014

Rosa Cobo: "Origen del patriarcado, el contrato sexual y las luchas feministas"





Este fin de semana, en las Jornadas anuales que organiza Fórum de Política Feminista de Málaga, hemos tenido el gusto de escuchar una ponencia de la socióloga feminista Rosa Cobo, que, por cierto, también pertenece a Fórum. Voy a resumir su exposición.

Parte de que concluir cuál fue el origen del patriarcado es un debate recurrente e inconcluso en el feminismo, seguramente ligado al hecho reproductivo, pero que el origen ficcional en esta nuestra parte del mundo sí es conocido. Ficcional porque se trata de ficciones políticas, habla de contratos que no se materializaron en la realidad, pero que sí existen sus efectos.

Menciona dos contratos: el contrato sexual y el contrato social, como origen del patriarcado y del capitalismo respectivamente; ambos, en crisis en la actualidad.


Para comprender esto se remonta a la Baja Edad Media, en la que existía un poder absoluto del rey, con origen divino y en la cúspide social, seguido de la aristocracia, después del padre de familia y luego el resto (básicamente las mujeres). Por lo tanto, no existe la noción de sujeto político, de individuo, ni de democracia. Sí el padre de familia y la importancia del estamento (en una sociedad estratificada en cascada).

A partir del siglo XVIII se produce una rebelión contra este orden estamental, por verse inamovible e injusto, a partir de los contractualistas ilustrados, principalmente Rousseau, que buscan:

1. Expulsar a Dios del poder.
2. Colocar la legitimidad del poder en el pueblo, surgiendo así la modernidad, a través de un nuevo contrato social.

Freud, en Tótem y tabú, habla de la importancia de asesinar al padre por todos los hijos, los cuales heredan su poder, distribuyéndoselo. Se trata del símbolo de la muerte del padre medieval y del surgimiento del sujeto político moderno. Así, el poder del padre (con derecho de pernada sobre todas las mujeres) pasa a los hermanos, que heredarán también el poder sobre las mujeres, repartiéndoselas. Éste es el origen del patriarcado moderno y el nacimiento del individuo político masculino.


Como telón de fondo, la Revolución Francesa, con un nuevo diseño, en el que nos hemos socializado.

Dentro del nuevo contrato social , con el origen del poder en el pueblo, se van construyendo dos variantes:
  1. A partir de Rousseau:  nueva sociedad basada en un pacto de asociación. Se elegirán individuos que les representarán, y si dejan de hacerlo se les saca. Es un Derecho por delegación. Es la base de la democracia radical, donde el énfasis estará en lo político, no en lo económico. Se trata de una ideología fuertemente igualitaria. Es la base del socialismo.
  2. Looke, Humme y otros: todos los individuos en un pacto de asociación. Se reunirán, elegirán y habrá un pacto de sujeción. Si no cumplen, no se salen. El énfasis está en lo económico. Democracia liberal y democracia representativa, base del liberalismo. En nuestra transición española sí hubo un pacto social definido, basado en la sujeción, pensado para que no se pudiera romper; su legitimidad está en la sujeción a lo pactado, pero se está desactivando (por un neoliberalismo que pone a prueba ese consentimiento).
Así pues, volviendo a Freud, los hermanos heredarán del padre el poder político y el poder sobre las mujeres, y se distribuirán ambos a partes iguales.

Pactarán también el acceso sexual al cuerpo de las mujeres: la fratría. Las mujeres serán distribuidas con criterios "de igualdad". Así, "firmarán" un contrato sexual con dos formas diferentes de acceso libre al cuerpo de las mujeres:
  • Una mujer para cada varón, con la institución del matrimonio.
  • Unas pocas mujeres para todos los varones, con la prostitución.
Este contrato sexual tiene una parte de consentimiento por parte de las mujeres, como ocurre en cualquier caso de grupos de personas subordinadas. Se construyen así mecanismos socializadores para que quienes estén en el grupo subordinado consientan; si no funciona, se recurre a la violencia.

Por primera vez habrá dos espacios: el doméstico y el social. En medio, la sociedad.

A las mujeres nos afectan los dos pactos de sujeción: el derivado del contrato social y el del contrato sexual. Como dice Marcela Lagarde, las mujeres estamos pactadas. ¿Cómo desactivar los pactos de sujeción? Ambos han sido contestados por el movimiento obrero y por el movimiento feminista.

Finalmente, Rosa hace un interesante paseo por las etapas feministas mencionando a mujeres pioneras o destacadas en dicho movimiento en cada fase. Y nos recuerda una frase de Simone de Beauvoir:

"El feminismo es una forma de vivir individualmente y de luchar colectivamente"




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