"...quiero expresar mi más profunda gratitud a los gorilas de montaña por haber permitido que llegara a conocer su singular nobleza".
Hace unos meses tuve la oportunidad de estar cerca de los gorilas de montaña, en Ruanda. Para entonces había leído el libro de su protectora Dian Fossey: "Gorilas en la niebla". Está muy bien organizado: se visitan en su hábitat durante una hora en grupos pequeños. Hay varios grupos por las montañas, todos ellos controlados de cerca para protegerlos, y a algunos se les ha habituado a la presencia humana. Así que sólo se pueden visitar con rangers (con escopetas, por si aparecen animales peligrosos, y en ese caso se les asustaría disparando a lo alto) y un biólogo ruandés que va explicando cosas de estos primates antropomorfos. Hay que ir caminando en su búsqueda, y cuando se encuentra el grupo correspondiente, se está a su lado, siguiéndoles. La experiencia es tan fascinante que cuando termina la hora parece que has estado 10 minutos.
De camino en su búsqueda |
Los gorilas de montaña se encuentran entre Ruanda (Parque Nacional de los Volcanes), el Congo (Parque Nacional de los Virunga) y Uganda (Santuario de los Gorilas de Kigezi). Viven en las laderas de los volcanes no activos.
Su conocimiento y protección se lo tenemos que agradecer a una mujer: Dian Fossey, cuya ardua labor les ha mejorado su vida. Ella estuvo viviendo en la selva en solitario (Biruté y Goodall tuvieron y tienen pareja), en época de guerra, y rodeada de cazadores furtivos, teniendo que luchar contra estos factores y formando y pagando ella misma a grupos de hombres para que protegieran a los gorilas. Desde luego, hace falta un valor y una fuerza interna que pocas personas tienen. Dicho esfuerzo le costó la vida.
Dian Fossey nació en California en 1932. Parece que sufrió maltrato psicológico por parte de su padre. Quizás éste fue el impulso que le llevó a ser terapeuta infantil. Posteriormente recibió el grado de Zoología por la Universidad de Cambridge.
La aventura de Fossey comenzó por su cuenta en 1963, pidiendo un préstamo bancario para hacer un safari con el objetivo principal de ver gorilas de montaña de los montes Virunga, en el Congo, y visitar a Louis y Mary Leakey en Tanzania. Jane Goodall llevaba tres años trabajando con chimpancés en Tanzania. Más adelante, en EEUU coincidió de nuevo con éste, que le propuso ser "la chica de los gorilas". En 1966, partiendo para África de nuevo, se encontró con un fotógrafo que había observado a los gorilas, el cual "compartía la opinión de muchos de mis amigos de que una mujer sola y recién llegada de América no podía aspirar a salvar siquiera uno de estos "imposibles".
Comenzó su investigación en el Congo, pero la evacuaron un grupo de soldados armados "por su seguridad" debido a la guerra originada en el país. "Pasé dos semanas encerrada en Rumangabo [...] Mi situación, sumamente desagradable (leer más abajo sobre esta experiencia), se veía agravada porque desde mi habitación veía las encumbradas laderas del monte Mikeno, mientras me preguntaba una y otra vez si podría retornar con los gorilas de montaña". Haciéndose pasar por loca consiguió pasar a Uganda, Ruanda, Nairobi... y finalmente aterrizó en el sector Ruandés de los Virunga, ayudado por Leakey. "Quedaban todavía en el mundo gorilas que estudiar y montañas a las que subir. Me sentía como si hubiera vuelto a nacer".
"Mis investigaciones sobre este majestuoso y grave primate antropomorfo –amable aunque calumniado– dan una idea de los medios esencialmente armoniosos mediante los cuales los gorilas organizan y mantienen sus grupos familiares; además, permiten comprender algunas complejas pautas de comportamiento, de cuya existencia nunca se había sospechado".
Bebé gorila |
"Nunca olvidaré mi primer encuentro con los gorilas. El ruido precedió a la visión y el olor antecedió al ruido en forma de una abrumadora mezcla de olor humano y tufo almizclero. A continuación, el silencio quedó rasgado de pronto por una serie de ruidosos gritos seguidos de un rítmico rondó de golpes secos en el pecho, ejecutado por un macho de dorso plateado oculto tras lo que parecía un muro de vegetación impenetrable". "Me impresionó de inmediato la magnificencia física de sus enormes cuerpos, color negro azabache, que contrastaban con el verde del espeso follaje forestal". "La impresión más fascinante de este primer encuentro con el más grande de los simios antropomorfos fue su personalidad, unida a la cautela de su comportamiento".
Los gorilas viven en grupos bastante estables, que se van reajustando en función de nacimientos y fallecimientos, con emigraciones o inmigraciones. La composición de cada grupo oscila entre 2 y 20, con una media de 10. "Un grupo típico está formado por un macho adulto de dorso plateado, de unos quince años de edad y unos 140 kilos de peso –el doble que una hembra–, que es el jefe indiscutible; un macho de dorso negro, sexualmente inmaduro, de entre ocho y trece años y con unos 95 kilos de peso; tres o cuatro hembras sexualmente maduras, d euros ocho años de edad y 75 kilos más o menos, vinculadas en general de por vida al macho dominante; y finalmente, de tres a seis individuos maduros, menores de ocho años" (Biruté diría que, en términos humanos, los gorilas son decididamente sexistas). Tienen una gran cohesión de grupo, con estrechos vínculos de parentesco, de ahí la gravedad de las cacerías, que provocan una desorganización en el grupo y una enorme desestabilización, forzándoseles a reagruparse o incluso pudiendo desaparecer el grupo. El destete es entre 1,5 y 2 años de edad, recuperando las madres su ciclo menstrual, y la ovulación ocurre una vez al mes. La presencia de una hembra en celo crea mucha actividad sexual, incluso entre individuos del mismo sexo.
Tienen una protuberancia ósea en la cabeza que sostiene sus mandíbulas y los músculos masticadores. Hay tres subespecies: el gorila de montaña, y dos de las tierras bajas (también en África)
Habitación del hotel de Ruanda donde se quedaba (tuve la suerte de dormir en una habitación muy cercana; ya que no pude conocerla en persona, al menos estuve cerca de su rastro pasado) |
Fossey tuvo que luchar contra los furtivos, que ponían trampas para cazar otros animales, especialmente antílopes (la mayor parte de los elefantes han sido abatidos), y en las que caían los orangutanes, quedando una extremidad presa de un alambre que se iba incrustando a medida que crecían. Y la mayor desgracia era cuando pretendían cazar a un individuo, para lo cual acababan muriendo varios miembros del grupo tratando de defenderlo, como pasó con Digit, su gorila amigo.
Otra tarea fue despejar la zona de otros animales para que éstos tuvieran suficiente espacio. "Tras varios años de lucha "Fossey versus vacas", los batutsi abandonaron definitivamente el parque, para apacentar sus rebaños en otros lugares". Y otra más, el "arreo", consistente en echar a un grupo de gorilas de una zona a otra, libre de furtivos. En ocasiones éstos, molestos por entorpecerles su trabajo, utilizaban magia negra ("sumu"), colocando una cruz cristiana con ramas indicando amenaza de muerte a quien pasar a por allí.
Los furtivos mataban gorilas para conseguir algún individuo vivo y venderlo o para arrancarles orejas, lengua, testículos y meñiques, con lo que hacían un brebaje que supuestamente les dotaba de la virilidad del gorila descuartizado (el gorila de espalda plateada, las hembras se libraban de esto). También para vender al turismo el cráneo y las manos. Como vemos, nuestro privilegiado mundo occidental tiene mucha responsabilidad en todo ello. Además, la CEE tuvo que ver en los planes de cultivar pelitre con una distribución que interfería en el hábitat de gorilas, elefantes y búfalos.
Dos gorilas jugando |
En 1967 fundó en Centro de investigación de Karisoke (monte Karisimbi-monte Visoke), a 3710 m. "Cómo iba a imaginar entonces que, plantando dos tiendas de campaña en la soledad de los Virunga, había sentado los antecedentes de lo que se convertiría en un centro de investigación de renombre internacional, utilizado a la larga por científicos de muchos países. Como pionera, hube de sobrellevar el aislamiento, pero he cosechado una inmensa satisfacción que mis sucesores nunca podrán disfrutar".
Estuvo viviendo varios años en una tienda de campaña y más adelante pudo tener una cabaña. La estrategia que siguió para ser aceptada de cerca por estos simios fue imitar sus actividades cotidianas (rascarse, emitir sonidos, etc).
Ella habla de dos formas de conservación:
- Conservación activa: implicando a la población lugareña haciéndoles sentir orgullo por lo que tienen y ayudándoles a participar activamente en la protección de estos animales (facilitándoles material), legislación proteccionista y multas.
- Conservación teórica: estimulación del desarrollo turístico, mejorando las infraestructuras. Opina que ésta es una opción demasiado a largo plazo y que los gorilas (200 cuando escribió el libro) pueden desaparecer mientras tanto.
Aboga por implementar medidas activas, y celebra que algunos ruandeses se implicaran en ello, consiguiendo incluso que desapareciera la venta de partes de gorilas como suvenires con la imposición de elevadas multas a los furtivos.
Biruté comenta en su libro "Reflejos del Edén" que Dian consiguió casi sin ayuda, en 18 años, que "la imagen pública del gorila pasase de la de un monstruoso King Kong a la de un pacífico vegetariano". "El mayor logro de Dian fue salvar a los gorilas de montaña de la extinción".
Biruté comenta en su libro "Reflejos del Edén" que Dian consiguió casi sin ayuda, en 18 años, que "la imagen pública del gorila pasase de la de un monstruoso King Kong a la de un pacífico vegetariano". "El mayor logro de Dian fue salvar a los gorilas de montaña de la extinción".
Beethoven, Effie, Marchesa, LIza, Brahms, Bartok.... y por supuesto, su querido Digit, son algunos de los nombres que puso a las y los gorilas que estudió. Éste protagonizó la experiencia más traumática para Fossey: "Ian encontró el cuerpo mutilado de Digit en un rincón de una zona de vegetación aplastada y empapada de sangre. Las manos y la cabeza del gorila habían sido cortadas con un machete, y su cuerpo presentaba múltiples heridas de lanza". "Hay momentos en que no se pueden aceptar los hechos por miedo a destrozarse. Mientras escuchaba las noticias de Ian, discurrió por mi mente toda la vida de Digit, desde mi primer encuentro con él hacía diez años, pequeña bola juguetona de negra pelusa. Desde entonces viví en una parte aislada de mi ser". "Digit, centinela principal de su grupo, fue abatido en acto de servicio por los cazadores furtivos, el 31 de diciembre de 1977. Aquel día, Digit recibió cinco heridas mortales (cinco machetazos) y se enfrentó a seis cazadores y sus perros para que su familia, entre ellos su compañera Simba y su futuro hijo, se retiraran a las seguras laderas del Visoke. La última batalla de Digit fue solitaria y valerosa. Antes de morir, durante su heroica lucha, logró matar a uno de los perros de los cazadores furtivos. He intentado no pensar en la angustia, el dolor y todo el sufrimiento de Digit al ver cómo se comportaban los hombres con el".
En unos meses asesinaron a varios miembros más del mismo grupo. En concreto, la pareja de Digit y su única hija también cayeron, directamente o a consecuencia de la tensión provocada en dicho grupo. Digit fue enterrado cerca de su cabaña, "al sepultar su cuerpo no enterramos su recuerdo".
El trágico final de Dian Fossey sensibiliza a cualquiera. Fue asesinada el 27 de diciembre de 1985. Su cuerpo apareció con la cabeza abierta a machetazos y con signos de haber luchado para sobrevivir. Por lo visto, tenía una pistola en la mano, pero las balas no eran las adecuadas. El autor del crimen fue el cuñado del Presidente ruandés y capo d ellos furtivos que se dedicaban a masacrar gorilas. Supongo que las trabas que Dian ponía a la consecución de dinero fácil a costa de estos primates pudo ser la causa.
En palabras de Biruté: "Cuando murió Dian, perdí una hermana. Trabajábamos en distintos continentes, dedicadas al estudio de diferentes primates, pero de vez en cuando nos escribíamos o coincidíamos en alguna reunión científica […] Dian, Jane Goodall y yo éramos familia. Nuestra experiencia común de estar a solas en bosques con grandes simios creó entre nosotras un vínculo mucho más intenso que la amistad. […] Allí, volando entre las nubes, me di cuenta de que Dian sería incomprendida en la muerte, como lo había sido en vida. En cierto modo, los ataques a su personalidad que había recibido en los últimos años de su vida habían sido tan salvajes como los golpes del machete que la mataron. La comunidad científica, igual que los conservacionistas, habían abandonado a Dian hacía mucho tiempo […] Yo tenía la certeza de que su asesinato no haría sino adornar su imagen de "la loca de las montañas" […] De repente, comprendí en qué terrible soledad había vivido Dian. Me di cuenta de cuán poca gente había entendido su dilema ¿Qué hace una cuando estudia a los miembros de otra especie, cuando los acostumbra a su presencia, cuando empieza a entender los detalles íntimos de su vida privada y constata que se desliza hacia la extinción?"
"La gente nos consideraba chifladas, por adentrarnos en el bosque a solas y sin armas. Lo que hacíamos era peligroso, pero no porque los simios que estudiábamos amenazasen con hacernos daño. El peligro siempre tiene facciones humanas".
"Apenas seis meses después de que iniciara su estudio de los gorilas en lo que por aquel entonces era el Congo, estalló una guerra civil. Los soldados condujeron a Dian a una ciudad cercana, donde la retuvieron durante semanas, la exhibieron en una jaula y, según me había contado, la violaron. Volver a empezar requirió un gran valor y una tenaz determinación por su parte. A Dian le sobraban ambas cosas".
Biruté habla del dilema de si quien observa debe identificarse con sus sujetos o mantenerse al margen, limitarse a estudiar una especie amenazada o intentar salvarla, hacerlo por su cuenta (como hizo Fossey) o esperar a que se haga de manera oficial. Y a este dilema le llama "dilema de Dian". "Si no te sumerges en el mundo de tus sujetos, solo obtienes hechos y cifras, una imagen computerizada; si te implicas, te acusan de no ser científica. Si te atienes a la ortodoxia científica en el estudio de unos sujetos que están amenazados, se te agota el tiempo. Tu último informe será: "la operación fue un éxito, pero el paciente murió". "Dian Fossey tomó partido. Salvar a los gorilas de montaña era más importante que estudiarlos. […] Los conservacionistas de carrera consideraron que actuaba demasiado pronto, con demasiada prisa y con excesiva agresividad. Más tarde, Dian se acusaría a sí misma de haberlo hacho demasiado tarde, demasiado despacio y con demasiada pasividad".
Para finalizar este homenaje a esta gran científica, quiero darle las gracias por su enorme esfuerzo y por la determinación que mostró en la protección de esta especie tan cercana a la nuestra. Su muerte no fue en balde, actualmente se llevan a cabo tanto las acciones de conservación activa como la teórica. De esta última doy fe, por haber participado en ella.
Dian Fossey fue enterrada junto a Digit y otros miembros del grupo . |
"Un horrible día, frío y lluvioso, tuve que resistir la tentación de ir al lado de Digit, que estaba acurrucado bajo el aguacero y a unos diez metros de distancia de los otros animales […] Abandonándolo a su soledad, me instalé a varios metros del grupo […] Después de algunos minutos, noté que un brazo rodeaba mis hombros, levanté la vista y topé con los cálidos ojos castaños claros de Digit. Estaba de pie, me miraba pensativo, me dio unas palmaditas en la cabeza y se echó a mi lado. Puse la cabeza en su regazo, posición que me daba calor así como un lugar ventajoso desde el cual observar su herida del cuello, infligida cuatro años antes".
Entrada relacionada: Biruté M. F. Galdikas: "Reflejos del Edén"
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