Este dibujo de la portada de libro -una especie de mandala- está hecho con la repetición, en árabe, de la palabra libertad.
Acabo de leer el libro "Yo maté a Sherezade" de la autora libanesa Loumana Haddad, hasta ahora desconocida para mí. Es un ejemplo de valentía, autenticidad, sensibilidad... Cuántas mujeres fascinantes hay y ha habido a lo largo de la historia. ¡Qué valentía poseen sin dejar de lado la sensibilidad, sin luchar con armas letales, sólo con su palabra, con sus actos...!
"Yo maté a Sherezade. La estrangulé con mis dos manos. De hecho, alguien tenía que hacerlo. El contraanálisis y el cuestionamiento intelectual de ese personaje no eran lo bastante eficientes.
[...]Maté a Sherezade con las manos de todos los hombres que han intentado, de diversas maneras y bajo máscaras distintas, cortarme la garganta.
[...]Maté a Sherezade con las manos de todos los hombres que han intentado, de diversas maneras y bajo máscaras distintas, cortarme la garganta.
Maté a Sherezade con las manos de todas las mujeres que han intentado, de diversas maneras y bajo máscaras distintas, hacerme creer que es correcto que un hombre me corte la garganta.
Maté a Sherezade con las manos de todos los hombres y mujeres que han querido que yo renunciara a una parte de mí misma para que no me cortaran la garganta.
[...] Maté a Sherezade con las manos de distintos representantes y líderes religiosos, que hicieron que me diera cuenta del espacio que media entre la autenticidad y la adhesión ciega a cualquier cosa.
[...] Maté a Sherezade con las manos de las modelos de Calvin Klein, de las chicas Bond y de todas las mujeres que son tratadas como apetitosos trozos de carne en revistas, películas, en las pantallas de televisión y en la vida real.
[...] Maté a Sherezade con las manos de distintos representantes y líderes religiosos, que hicieron que me diera cuenta del espacio que media entre la autenticidad y la adhesión ciega a cualquier cosa.
[...] Maté a Sherezade con las manos de las modelos de Calvin Klein, de las chicas Bond y de todas las mujeres que son tratadas como apetitosos trozos de carne en revistas, películas, en las pantallas de televisión y en la vida real.
Maté a Sherezade con las manos de todas las adolescentes que se dejan morir de hambre porque alguien les ha metido en la cabeza que así gustarán más a los hombres.
[...] Maté a Sherezade con las manos de mi profesor de matemáticas de cuarto, que quería convencerme de que los niños eran buenos en números y las niñas, en cocina.
[...] Maté a Sherezade con las manos de mi profesor de matemáticas de cuarto, que quería convencerme de que los niños eran buenos en números y las niñas, en cocina.
Maté a Sherezade con las manos de todas las muñecas Barbie que contaminan la mente de todas las niñas pequeñas de todas las ciudades de todo el mundo.
Maté a Sherezade con las manos de todos los gritos que no me atrevía proferir, y con todos los "NO" que -todavía- no me he atrevido a decir.
[...] Y, anuque por último no menos importante, maté a Sherezade con las manos de Lilith: mi semilla, mi raíz, mi tierra y mi verdad.
[...] Y, anuque por último no menos importante, maté a Sherezade con las manos de Lilith: mi semilla, mi raíz, mi tierra y mi verdad.
Así es. Yo maté a Sherezade. La maté en mi interior. Y estoy muy decidida a matar a cualquier cosa o persona que se aparezca o se comporte como ella en mi subconsciente, en mi imaginación y en mi mente. Así pues, es mejor que sus hermanas, hijas, nietas y todas sus descendientes cierren el negocio de concesiones y se mantengan lejos, muy lejos de mí.
Porque una mujer furiosa anda suelta. Con historias propias "no negociables", con una libertad y una vida propias "no concedidas por nadie". Y con el arma asesina perfecta.
Y ahora no hay nadie que la detenga".
En este libro la autora hace un análisis de la influencia de las dos grandes religiones (católica y musulmana) en las mujeres, revelando cómo ambas coartan su libertad, cada una a su manera. Y concluye:
" Antes de Adán, antes de Eva. Antes de los ángeles. Antes de los demonios. Antes de la rectitud. Antes del pecado. Antes de los mandamientos. Antes de las penitencias. Antes de las bendiciones. Antes de las condenas. Antes de Dios. Antes del Diablo.
Y luego empecemos, y empecémoNOS, otra vez a partir de ahí".
También habla de cómo la sociedad va construyendo los estereotipos de género:
"Recuerdo el día en que me enfadé con mi tío porque se atrevió a comprarme por mi cumpleaños una cocina en miniatura, totalmente equipada con su lavadora y su plancha. Aquel día me sentí insultada, a pesar de tener ocho años recién cumplidos. [...] Hablo de elegir, y es en esa elección donde radica la diferencia entre una mujer subyugada y una mujer libre"
Esta mujer rebelde, libre, inteligente y tierna, escribe de un modo que abre la mente, te hace pensar, todo ello con una gran belleza.
"Porque velos hay en muchos modelos y texturas; está el velo de la negación, el velo del autoengaño, el velo del compromiso, el velo de la etiqueta exótica, el velo del mensaje político sesgado, el velo de la visión deformada y la extrapolación, el velo de la aprensión y el miedo, el velo de la pinión de miras estrechas y, lo más peligroso, el velo del símbolo falso y creado por los medios de comunicación..."
Esta es su web: http://www.joumanahaddad.com/
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