En este 31 de enero, "Día Escolar de la no Violencia y la Paz", quiero poner como ejemplo a una mujer keniata: Wangari Maathai. Nació en 1940, estudió Biología en EEUU y Alemania, y se doctoró en su país en Medicina veterinaria.
Ella vio cómo su país se estaba desertizando, y recordó que en su juventud los árboles eran muy importantes para su vida, así que decidió que tenía que hacer algo para recuperar el verdor de su tierra.
Además, se dió cuenta de que la falta de árboles provocaba una cadena de incomodidades para sus habitantes, especialmente para las mujeres: falta de madera para cocinar y calentarse, larguísimas caminatas para conseguirla, menor tiempo para estar en su casa y poder sembrar y ocuparse de sus criaturas, falta de agua, de nutrientes...
Y tomó una decisión: algo tan sencillo como plantar árboles. A partir de aquí, cada vez más y más personas se han unido a su causa... y no solo personas, sino también países.
Creó el "Movimiento Cinturón Verde", organización ecologista que ha plantado ya más de 30 millones de árboles solo en su país.
Además de su papel como ecologista, su implicación en mejorar la vida de otras personas le llevó a reclamar democracia en su país, a denunciar la corrupción del anterior régimen. Debido a todo ello ha sido amenazada, golpeada y detenida.
Ha recibido el Premio Nobel de la Paz en 2004, y ha pertenecido al gobierno como Viceministra de Medio Ambiente.
Actualmente es reconocida en el mundo entero, y sigue, con sus botas de goma y una regadera, dedicada a las plantas, además de gestionar la empresa de enseñanza de su experiencia a otros países.
"Cuando plantamos árboles, plantamos las semillas de la paz y de la esperanza"
Me uno a ese recuerdo a una gran mujer,ecologista y sobre todo humanista,un árbol es todo lo ella vió y mucho más,sus raices nos unen a la madre tierra,sus ramas nos acercan al firmamento,sus frutos nos dan alimento,pero además son un simbolo de paz.
ResponderEliminarUn bonito recuerdo a una gran mujer.