Todos los años se representa una obra de teatro en nuestro IES Reyes Católicos. La de ayer fue "Lisístrata", de Aristófanes. Fue protagonizada por diferente alumnado del Centro y dirigida por Ana Jiménez Fernández, la cual hace una interpretación libre de la obra, resaltando los valores de la mujer y al hombre embrutecido por la guerra.
Esta obra fue escrita hace 450 años, y sin embargo sigue resultando actual en cuanto al tratamiento de género.
Divertida, libre, original y con una temática muy actual, no solo amenizó al público (alumnado y profesorado del instituto), sino que mostró habilmente cómo la juventud tiene capacidad para desempeñar muchas más actividades de lo que nos creemos.
Ana Jiménez Fernández pertenece al AMPA. Posee el Título Superior de Arte Dramático.
El peinado de cada personaje fue elaborado por las alumnas y alumnos del Ciclo de Peluquería, realizando algunos recogidos y peinados espectaculares de época griega.
Argumento: Un grupo de mujeres griegas decide que la mejor forma para acabar con la guerra del Peloponeso, es la abstinencia sexual.
Lisístrata, es una mujer ateniense, que harta ya de la guerra, decide reunir a un grupo de mujeres, cansadas de no ver a sus maridos por estar siempre en la guerra. Lisístrata les plantea, que tras mucho cavilar, ha llegado a la solución de cómo acabar con la guerra del Peloponeso, y así poder ver a sus maridos; esto es nada más y nada menos que la abstención sexual. En un primer momento las mujeres se escandalizan, pues consideran el sexo lo mejor de este mundo. Tras el paso del tiempo las mujeres aceptan, y pactan un juramento, el cual rezaba que excitarían a sus maridos, pero no practicarían el sexo. Cada mujer se encarga de propagar el juramento por toda su ciudad, así ningún hombre podría satisfacer sus deseos sexuales.
Las mujeres toman la Acrópolis ateniense, donde se encuentra el dinero de la ciudad, así no podría ser usado con fines militares. Los hombres lo intentan todo para echar a las mujeres, pero ni aún así lo consiguen. La lucha verbal, pasa a corporal. Algunas mujeres intentan dejarlo, pues no soportan más, pero Lisístrata las convence para que vuelvan a su puesto, en la Acrópolis.
Los hombres de toda Grecia, andan quejándose pues tienen “inflamada la ingle”.
Finalmente, los hombres deciden firmar la paz con Atenas, pues el deseo sexual es tan grande que puede hasta con la guerra. Así, cada hombre se va con su mujer, ellas felices por el fin de la guerra, y ellos felices por el apetito sexual.
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